Mis manos hacen el resto
Mi cuerpo tiembla
y la mente se entrega.
Mustio quedó el deseo
de tanto esperar
una caricia que lo aliente.
Mis pensamientos se alejan
buscando el estímulo ajeno
ya a los besos.
¡No hay vacío más inmenso
que el cuerpo que
no es tentado por el deseo!
Mis manos hacen el resto.
Febrero, 2016
(c) Josefa Molina