La niña de azul
Fuiste la niña de azul, las vueltas que da la vida, el destino se burla de ti, dónde vas bala perdida, dónde vas triste de ti, dónde vas triste de ti.…tarareaba la canción mientras se volvía a pintar los labios de carmín rojo por segunda vez ese día. No es que fueran muchas. Los fines de semana podía llegar a pintárselos hasta cuatro o cinco veces, según tuviera de ocupada la agenda.
Cuando le daba por ponerse nostálgica no podía evitar que una tibia sonrisa asomara a sus labios. Entonces, su mirada se quedaba perdida en el infinito, mucho más allá del espejo. Últimamente, le pasaba con frecuencia. Comenzaba a sospechar que las crecientes arrugas en la comisura de los labios y las florecientes patas de gallo en sus ojos, tenían algo que ver con aquella sensación tan incómoda de las últimas semanas.
Lo cierto…
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