Sin explicación
No tengo explicación
para la muerte de inocentes
en guerras sinsentido
No tengo explicación
para la explotación
ni para la codicia
Me quedo sin argumentos
para defender lo bueno
de los pueblos,
para hacer un llamamiento
a las conciencias
No encuentro razonamientos
ni causas de peso
que expliquen la matanza de las gentes,
la destrucción de la vida
No hallo respuestas
ni pensamiento lógico
con el que razonar
tanta crueldad y tanta desidia
Me quedo en silencio
al tratar de defender
la raza humana
No recuerdo las palabras
las letanías
las arengas
los discursos grandilocuentes
que disfrazan el mal
de colores dorados
No creo en la boca que se aferra a un dios
que defiende ideologías
que impone dogmas
y construye leyes
para justificar tanta maldad
meditada y fría
No tengo explicación
Para la pobreza de las calles
Para la incultura de las gentes
Para la bombas sobre ciudades
Para la muerte en las fronteras
Para las violaciones de niños
Ni para la explotación de un ser humano
por otro que dice serlo
No tengo explicación, no,
porque…
¡no la tiene!
(c) Josefa Molina
Lo peor de todo es que sí tiene explicación, pero es tan necia que preferimos ni pensarla. Esto es lo que somos. ¡Gracias Pepa!
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