Todo un clásico
Míralo, tiene todos los elementos modernos de un vehículo actual pero la apariencia de un clásico. Está tan bien terminado que nadie diría que la carrocería es de los 30. ¿Te lo puedes creer? Y mira, qué terminación, y este color rojo pasión, uf, siempre quise tener uno de este modelo en rojo…
Javier lo miró despacio, recreándose en las sinuosas curvas del biplaza. Conocía de años la fascinación de su amigo hacia los clásicos de cuatro ruedas. La verdad es que el Porsche 550 lucía despampanante. La capota roja desplegable, los asientos ergonómicos intactos, el panel de los mandos encerados y relucientes, el volante de cuero brillante. ¡Pero si hasta tenía USB! Fascinante.
– Te habrá costado un buen pico y encima, viniendo desde Estados Unidos…
– Sí, cierto, pero ha merecido la pena pagarlo. Ya estaba deseoso de tenerlo en casa después de cinco meses…
– Guau, pues sí,… Es precioso eso sí. ¿Y de motor?
– ¡No veas cómo ruge! Evidentemente no es el original. Ha pasado por varios propietarios que lo han ido mejorando con el tiempo. Dicen que perteneció a James Dean, ¿sabes?
– ¿Qué James Dean? ¿el actor?
– Sí, sí, fue el coche con el que se mató, hay toda una leyenda negra con eso, vamos, que según parece el que lo conduce tarde o temprano termina mal
– ¿Es en serio? Uf, ¡qué mal rollo!
– Venga ya, Javier, no te vas a creer esas patrañas, ¿no? Mira que ya tienes una edad
A Javier le subió un escalofrío por la espalda. Miró con preocupación a su amigo.
– Yo que tú lo llevaría a un taller especializado. Que lo miren bien, que le hagan las pruebas necesarias antes de hacer distancias largas con él, no sea que te deje tirado en mitad de la nada.
– Ya eso está hecho, Javier. Tranquilo amigo, que no soy tan imprudente. Cuenta con todos los certificados homologados. Ya verás la cara de Dunia cuando la vaya a recoger el viernes. Nos vamos a la montaña este finde, ¿sabes? A más de 200 kilómetros de aquí, así le hago recorrido y le meto caña. Ya te contaré al regreso. Estoy deseando ponerlo a 120 y escucharlo rugir como un león.
Javier lo observó preocupado. David estaba entusiasmado con su nuevo juguetito de motor. Cada cierto tiempo adquiría un nuevo coche para luego venderlo o cambiarlo por otro, pero un modelo clásico era la primera vez, por eso entendía su entusiasmo, sus ganas de jugar a James Dean.
– Bueno, me voy. Te cuento a la vuelta.
– Ok, que lo pasen genial. Y no hagas tonterías, tío, controla el pie.
– Joder, Javier, ya me conoces.
– Sí, pero nunca está de más recordarte que no te pases con el acelerador.
Observe, observe, ¿no le parece una auténtica maravilla? Tiene todos los elementos de un vehículo moderno, motor a inyección, 110 caballos, elevalunas eléctricos, asientos ergonómicos tapizados en cuero, volante también de cuero,… Y mire, mire que color, ¿no le resulta de un atractivo único ese rojo pasión? ¿Y la capota? La verdad es que este Porsche es una auténtica maravilla, un clásico que no tiene nada que envidiar a cualquier último modelo del mercado, se lo puedo asegurar.
Sí, la verdad es que es precioso, contestó el hombre. Rozando los sesenta pensó que era hora de hacerse un regalo y comprar el clásico con el que siempre soñó desde que aprendió a conducir. Para pasear tranquilamente y disfrutar del paisaje cuando fueran a la sierra, le había dicho a su mujer.
– Ah, y todavía no sabe lo mejor: perteneció a James Dean, bueno, actualizado el motor y todos los complementos evidentemente, pero la carrocería es la misma aunque pintada de otro color, este rojo es mucho más impactante… ¿A qué es una auténtica maravilla?
– ¿En serio? No lo sabía. Wow, ¡James Dean! Me encantan todas sus películas, estuvo sensacional en Gigantes..., afirmó entusiasmado. Ya se veía a sí mismo pisando el acelerador con su nuevo Porsche descapotable rojo a más de 150 por la autopista. Está bien, me lo llevo. ¿Dónde tengo que firmar?
Relato publicado en Infonortedigital 31 de agosto 2020
josefa molina autora 